martes, 31 de mayo de 2016

Okupando nuestro tiempo





Decía el añorado Jess Franco, nuestro entrañable Ed Wood patrio, que este es un país siempre al borde del surrealismo, un país grotesco cuyo peor enemigo es, duda cabe, el interno. O sea, nosotros mismos: capaces de salir a la calle para ponernos al lado de un autobús atiborrado de futbolistas, cuando jamás lo haríamos por unos recortes en sanidad, o por el voto en contra de la dación en pago para solventar desahucios de familias en beneficio de entidades bancarias rescatadas, eso sí, con parné público. 

O, para el caso, capaces de llevarnos las manos a la cabeza por Venezuela, cuando ni es el único país latinoamericano en condiciones execrables (dense una vuelta por Bolivia o por Honduras), ni tampoco nos pilla, exactamente, muy cerca. Y todo ello, atiendan, sin pestañear cuando algún que otro amigo de esa “Ley Mordaza” tan española y tan nuestra, dramatiza sobre la falta de libertad en aquel país. Aquello de la paja en ojo ajeno, ya saben.



Algunos surrealismos celtíberos

Hay muchos. Hay tantos. Nos los quitan de las manos, señora.

A ver qué les parece éste: va el Parlament de Catalunya y acoge, entre vítores, a un señor para el que el terrorismo de ETA, organización a la que perteneció, siempre ha sido una cuestión de pragmatismo y no una cuestión humana (vean la última entrevista de Otegi en Salvados y cómo lo supedita todo al “bien de Euskal Herria” sin casi entrar a valorar otros aspectos, el muy Mandela). Luego, para rematar, van los del partido de la oposición, uno que fue fundado por el que fuera ministro de censura en una dictadura militar, y hablan de “buenos y malos” y de “pedir perdón a las víctimas”. Las de los otros, claro, que lo de las cunetas es cosa de rojos, necios y aprovechaos.

Por ahí en medio, silbando la Macarena y como quien no quiere la cosa, los de la cal viva que hacen mutis por el foro porque, en su día, ya se libraron sin dejarse demasiado plumaje en aquellas alambradas.



Y, oigan, aquí tenemos a miembros de la familia real enmarronados hasta las cejas que andan por ahí libérrimos, y tenemos un gobierno central en manos de un partido con causas abiertas por corrupción como para parar un tren –o descarrilar un convoy de metro-. Aquí tenemos, redactadas, constituciones de estados que no existen y tenemos, a la vuelta de la esquina, unas nuevas elecciones en cuya precampaña no se ha oído otra cosa que reproches. Aquí tenemos a una ciudadana multada por llevar unas siglas en un bolso con la foto de un gatito.

Explíquenle esto a un sueco o a un alemán o a un inglés, y entiendan sin mucho esfuerzo por qué nos consideran poco menos que el wáter de Europa.

Esperen, que allá va la última

Lo dicho, hay muchas que podríamos contar, pero no me resisto a compartir la última porque, vista con una cierta distancia, admito que es descacharrante. Les cuento: Resulta que el anterior alcalde de Barcelona, hombre de un partido de la derecha oligarca catalana que ha estado gobernando en connivencia con el antes citado partido de la derecha oligarca española, se gasta 65.000 del ala al año en unos okupas, por aquello de evitar su desalojo y, con éste, la mala prensa susceptible de derivar de una más que previsible escabechina, visto el ahínco con el que los antidisturbios de la policía autonómica se emplean a la hora de canear y mutilar, ostentando un dudoso récord de tuertos en su haber.


El caso es que en el espacio okupado llamado “Banc Expropiat”, en la Vila de Gràcia desde 2011, lo de la expropiación era en sentido figurado y el consistorio se estaba gastando 5.000 lereles al mes de dinero público para que los okupantes siguieran ahí. Estos dineros se los embolsaba, por la currojimenezca patilla, una inmobiliaria –Antarctic Vintage- que antes arrendaba el local a Caixabank, una entidad que, recordemos, también se había beneficiado de ayudas públicas, mediante la actualización del esquema de protección de activos, para absorber el Banco de Valencia.
Cuando al viejo alcalde le sucede la nueva alcaldesa, ésta deja de pagar el pastizal porque ya tendrá Barcelona otros espacios más prácticos, baratos y públicos, para que los okupas anden ahí haciendo la labor social que, por lo visto, al menos en parte hacían, tal y como atestigua el apoyo que han recibido por parte de ONGs como el Banc dels Aliments.

Sin el dinero, la inmobiliaria cursa la pertinente denuncia que el partido al frente de la Generalitat, el mismo de aquel alcalde de la oligarquia nostrada, tramita con extraordinaria celeridad –sólo cinco meses- y manda a las tropas de asalto de los Mossos d’Esquadra a Gràcia donde se lía, como era previsible, un pifostio de muy señor mío el cual incluye a muy revolucionarios defensores de la igualdad social reventando un kiosco, escaparates de comercios de barrio o destrozando los vehículos de los vecinos. 


Hay quien dice que eran agentes de paisano, hay quien dice que no. El fondo de vil hijoputez, al fin y al cabo, es el mismo.

Y la traca final

La guinda la pone el partido radical-izquierdista del arco parlamentario catalán cuyos portavoces, tras reivindicar -entre otros ítems- la copa menstrual, la cría tribal de los hijos y el look jarraitu; acaban ciscándose en la administración que ha mandado a los Mossos. La misma que ellos apoyaron con sus votos en un debate de investidura con Carles Puigdemont y Anna Gabriel bromeando y sonriéndose, afectuosamente cómplices. 


Y es que, ya en ese momento, parecían saber que todo queda en casa y que, por muy inverosímiles que las cosas se acaben poniendo, los de aquí las vamos a despachar con la mediterraneidad de siempre: mirando hacia otro lado y okupando nuestro tiempo en echar la vista hacia Venezuela. 

Siempre, claro está, que un pelotazo de los antidisturbios no nos haya dejado tuertos.

viernes, 27 de mayo de 2016

Hip Talk: Algunas voces del Jazz




La voz como instrumento. La voz como vehículo para componer y para arreglar y para improvisar. La voz para poner voz. La voz como flujo de notas, como catalizador de acordes: como ámbito del recorrido emocional posible de una canción. De la nota más alta a la más baja. Del grito al susurro. De la rabia a la sensualidad. De la alegría a la desesperación. Del enfado a la dicha, pasando por el tormento.

Esta tarde, en el Aperitivo del Ritual, se hace un repaso a algunos vocalistas de Jazz predilectos, contándose con la anhelada presencia de Antonio Padilla, escritor, bon vivant y hombre de mil y una anécdotas; que vuelve con un buen alijo de discos e historias e ideas.

Como de costumbre, el aquelarre dura de 20h a 21h en el 100.5 de la FM Condal o en www.radiociutatvella.es

miércoles, 25 de mayo de 2016

El Aperitivo del Ritual 20/05/16




Hacía tanto que no escuchaba algunas de aquellas canciones que, al oírlas de nuevo en El Aperitivo del Ritual del pasado viernes, los recuerdos me arrollaron con la intensidad con la que un tsunami desintegra los frágiles cimientos de una aldea asiática.

Me estremecí. Recordé noches pulverizando aquellos discos bajo el inmisericorde paso de la aguja y redactando fanzines en máquinas de escribir desvencijadas. Recordé intensos conciertos en mil y una salas. Y mañanas planeando explosiones juveniles, conspirando, al cómplice compás de aquellos surcos. Letras transcritas sobre libretas de instituto o coreadas con amigos en momentos de griterío etílico. Chapas haciendo picadillo mi réplica inglesa de la M51 que, bajo la lluvia, quintuplicaba su peso.

Los Flechazos volvieron a sonar y me acordé de por qué algunas de aquellas canciones le calaron tan hondo a aquel chaval delgado, feúcho y desgarbado que fui a los 14, 15, 16 años.

Pueden escucharlo, en formato podcast, AQUÍ MISMO, gracias –para variar- a la encomiable labor de Raquel Escalada y de Edu Domínguez.

martes, 24 de mayo de 2016

Compases proscritos en Barcelona




Música perseguida. Música silenciada. Música sofocada. O, bastante menos sencillamente, música que nace de todo aquello: de la negación, de la represión, de la prohibición. La inventiva como antídoto de la censura.

De todo eso se hablará, durante esta semana, en varios puntos de la Ciudad Condal en “Música Prohibida”, una iniciativa que se enmarca en la “Setmana de la Cultura Prohibida” y que aúna a músicos, catedráticos, escritores, periodistas, DJs y charlatanes de barra de bar para abordar diversos aspectos, diversos episodios, diversas modalidades por las que la música ha podido ser, en algún momento de la historia de la humanidad, perseguida por el obvio peligro que su instintiva universalidad puede suscitar en los sistemas y mentes más reaccionarias.

Barriendo para casa, allá va mi participación en el asunto:

Jueves 26, a las 19h00: mesa redonda “Por qué se censura la música”, donde estaré compartiendo ideas, impresiones y –espero- botellines de algo que contenga cebada, con los periodistas Mike Ibáñez y Jordi Turtós, bajo la moderadora batuta de Julián Figueres, de la Biblioteca Vapor Vell.

Esto será en el Centre Cultural del Born (Plaça Comercial, 12 – Epicentro de La Ribera).

Lunes 30, a las 19h00: charla / audición sobre música afroamericana y prohibición donde, mediante curradísimas slides, clips de audio e ingente verborrea, procuraré explicar cómo incide el proceso de persecución y represión cultural de la “América blanca” en la forja de la música negra de ese lugar donde, no cabe olvidar, todavía hoy puede que acabe gobernando un enajenado con bisoñé que no deja de soltar atroces soplapolleces rebutidas, todas y cada una, de racismo, de xenofobia y de una estupidez cósmica sólo asumible por sus votantes: una marea de paletos intelectualmente más allá de las cenefas del neandertalismo más avieso.

Esto será en la Biblioteca Vapor Vell (Passatge del Vapor Vell s/n – República de Sants).


Éstas, como todas las otras actividades del certamen, son gratuitas y pueden consultarlas en este FLYER DEAQUÍ.

viernes, 20 de mayo de 2016

30 años saltándose las luces rojas


Los años sí que han pasado a toda velocidad y, ahora, Álex Díez (para unos “Cooper”, para otros siempre será “Flechazo”) celebra sus treinta años de andadura musical, muchos de los cuales transcurridos en compañía de fans incondicionales y, sobre todo, llevados con una plúmbea coherencia que se ha pasado modas, tendencias y atajos por las no siempre tan consabidas concavidades perineales.

Para celebrarlo, Álex se viene a tocar una somera selección de su repertorio de estas tres décadas mañana sábado en la Sala Apolo, de modo que esta tarde parece una ocasión inmejorable para hacer un repaso de sus grabaciones al frente de Los Flechazos, y hablar de lo que fueron y siguen siendo, y sacar los kleenex porque –ya saben- los recuerdos nunca vienen solos.

Como de costumbre, de 20h a 21h en www.radiociutatvella.es o en el 100.5 de la FM condal.