viernes, 30 de noviembre de 2018

Hoy, Ed no se nos escapa



Esta tarde sí que sí.

Esta tarde no habrá contratiempos y, de 20h a 21h, en el Golden Studio de Ràdio Ciutat Vella, tendremos a Pep Rodríguez, aka Pep Barrett, de invitado de El Aperitivo del Ritual. El objetivo, rendir un pequeño homenaje al recientemente fallecido guitarrista californiano, Ed King, repasando sus inicios y su etapa al frente de Strawberry Allarm Clock.

Atrévanse con ello que, a diferencia de nosotros, se llevan ustedes la mejor parte no teniendo que sufrir las fétidas tufaradas de la hermandad sardanista de la emisora.

La información adicional que puedan necesitar la tienen en el post inmediatamente precedente a éste.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Las fresas quieren decir Amor


Era aquel chaval mofletudo, regordete, piel lechosa, peinado como el príncipe de Beckelar y ataviado con la brillante tela de una cortina de paramecios. Algunos, los que nos hemos criado con una dieta rica en Pop de los 60, le recordamos así: aventajado guitarrista de la escena melenuda de la Costa Oeste, y no como le recuerda la mayoría, al frente de unos Lynyrd Skynyrd que orbitan por otras coordenadas estilístico-temporales.

Su vida se apagaba a finales del pasado agosto y, aunque algo tardíamente, desde El Aperitivo del Ritual no queríamos pasar por alto la oportunidad de rendirle un pequeño homenaje a Edward Calhoun King, Ed para amigos y fans, quien, al frente de Strawberry Allarm Clock, parió un puñado de brillantes discos en la segunda mitad de los 60.

Para explicar esta historia -o, más bien, esta parte de la (más larga, más dilatada, más variada) historia de Ed-, nos vuelve a visitar mañana, al Golden Studio de Ràdio Ciutat Vella, Pep Rodríguez, a.k.a. Pep Barrett, también conocido como Acid Head. Un alias, este último, que nos da una buena idea sobre el pronunciado gusto del sujeto por la estridencia psicotrónica musical.

Así las cosas, enciendan sus barritas de incienso de sándalo y atícense un dulce pipermín mañana viernes, de 20h a 21h, mientras sintonizan el 100.5 de la FM condal o clican en www.radiociutatvella.es

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Gratitud, ante todo



Un año más, hay la necesidad y muchas ganas de agradecer a todo el mundo que ha hecho posible, con su apoyo, con su trabajo, con su esfuerzo, que una nueva edición de Le Clean Cut siga manteniendo Barcelona en el mapeado Modernista internacional.

Un inmenso Chip Wickham en estado de gracia, marcándose el “Stepping Stones” de Johnny Harris, o unos explosivos Blue Birds highnumbereando con el “Leaving Here, fueron momentos para enmarcar, momentos en un weekend que tuvo como colofón el “You Better Move On” de Arthur Alexander seleccionado como ender, con un atino excepcional, por Lucas Gomersall.

La idea, creo que exitosamente resuelta, era la de aunar sensibilidades y edades. Las distintas generaciones y proveniencias que se conjugan en la escena, o lo que queda de ella, de hoy en día. Un veterano francés de los 80, Nicolas Louchart; un top DJ italiano de la generación de los 90, Andrea Ceritano; el jovencísimo inglés, Lucas; y Genís Ferrero como talento local, como voz singular e interesante capaz, en la Barcelona de 2018, de crear un espacio tan elegante y singular como el Cool Fingers.

Imposible no mencionar a mis compañeros de viaje en el asunto Take Ivy, que tan buen hacer demostraron, como de costumbre, qué duda cabe, en la warm-up del Barbara Ann: Lluís Cardenal y Dani Urbano.

Imposible no mencionar la disponibilidad de Tete Navarro, que dejó que servidor presentara el libro que este asombroso artista ha elaborado junto a Dani Llabrés, “Mods, el Estilo y la Estética de los Mods Originales” (Lenoir). Y presentarlo, además, a base de etílicos balbuceos ininteligibles. 

Imposible no mencionar a Rosa, por su paciencia y por aguantar, con estoicismo, mis nervios de organizador agonías.

Imposible no mencionar a Merche y Miguel Ángel, tan sumamente implicados en LCC durante todos estos años.

Imposible no mencionar a Sara Ramos, cofundadora y culpable de que LCC sea, hoy por hoy, lo que sigue siendo. Culpable de buena parte de su ADN.

Y, sobre todo, lo más importante, imposible no mencionar a quienes habéis venido y dotáis LCC de lo más importante, lo que marca la diferencia, lo que le distingue -creo yo- de cualquier otro evento de esta ciudad: su atmósfera de diversión, de estilo, de esa alegría total que explota sin paliativos y, como se suele decir, sin el permiso de nadie.

A todas y todos, un año más, gracias.