Un año más, hay la necesidad y
muchas ganas de agradecer a todo el mundo que ha hecho posible, con su apoyo,
con su trabajo, con su esfuerzo, que una nueva edición de Le Clean Cut siga
manteniendo Barcelona en el mapeado Modernista internacional.
Un inmenso Chip Wickham en estado
de gracia, marcándose el “Stepping Stones” de Johnny Harris, o unos explosivos
Blue Birds highnumbereando con el “Leaving
Here, fueron momentos para enmarcar, momentos en un weekend que tuvo como
colofón el “You Better Move On” de Arthur Alexander seleccionado como ender,
con un atino excepcional, por Lucas Gomersall.
La idea, creo que exitosamente
resuelta, era la de aunar sensibilidades y edades. Las distintas generaciones y
proveniencias que se conjugan en la escena, o lo que queda de ella, de hoy en
día. Un veterano francés de los 80, Nicolas Louchart; un top DJ italiano de la
generación de los 90, Andrea Ceritano; el jovencísimo inglés, Lucas; y Genís
Ferrero como talento local, como voz singular e interesante capaz, en la
Barcelona de 2018, de crear un espacio tan elegante y singular como el Cool
Fingers.
Imposible no mencionar a mis
compañeros de viaje en el asunto Take Ivy, que tan buen hacer demostraron, como
de costumbre, qué duda cabe, en la warm-up del Barbara Ann: Lluís Cardenal y Dani Urbano.
Imposible no mencionar la
disponibilidad de Tete Navarro, que dejó que servidor presentara el libro que
este asombroso artista ha elaborado junto a Dani Llabrés, “Mods, el Estilo y la Estética de los Mods
Originales” (Lenoir). Y presentarlo, además, a base de etílicos balbuceos ininteligibles.
Imposible no mencionar a Rosa, por su paciencia y por aguantar, con estoicismo, mis nervios de organizador agonías.
Imposible no mencionar a Merche y
Miguel Ángel, tan sumamente implicados en LCC durante todos estos años.
Imposible no mencionar a Sara
Ramos, cofundadora y culpable de que LCC sea, hoy por hoy, lo que sigue siendo. Culpable de buena parte de su ADN.
Y, sobre todo, lo más importante,
imposible no mencionar a quienes habéis venido y dotáis LCC de lo más
importante, lo que marca la diferencia, lo que le distingue -creo yo- de cualquier otro
evento de esta ciudad: su atmósfera de diversión, de estilo, de esa alegría total que explota sin paliativos
y, como se suele decir, sin el permiso de nadie.
A todas y todos, un año más, gracias.
Agradecido por el esfuerzo y lo que supone la organización de tan magno evento con lo cual y que no sirva de precedente volveremos otro año más.
ResponderEliminarUn placer inmenso e intenso, como siempre. Un abrazo enorme!
ResponderEliminar