Sin querer hacer alarde de
excesiva originalidad, más bien ninguna, me sumo a la multitudinaria plegaria
de todos aquellos que, con más o menos razón, atino o derecho, tenemos tochitos
publicados de venta al público.
Valgan, pues, estos renglones
como recordatorio sobre el oportuno, deseable y tonificador ejercicio de
regalar o autorregalarse alguno de los libros que salen en la imagen, acudiendo
a sus libreros de confianza o a plataformas de venta en línea.
Y recuerden: en regalar
libros, no sólo nos premian a los autores (lo que ya es decir), sino que, de
alguna manera, recompensan la labor de editores, libreros, distribuidores y
equipos artísticos (portadistas, maquetadores, etc.) que, juntos, invirtiendo tiempo,
dinero y energía, han posibilitado que esos artefactos estén en la calle.
Y gracias de antemano, oigan.
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