Con su recién publicada novela de debut, Nacho Herrero se toma su habitual carajillo en El Bar del Post para hablar de hacer campana de la universidad para escribir relatos, de ponerse en serio con lo de la escritura tras la súbita muerte de su mejor amigo, de pinchar discos en el Psychobilly Meeting y de una Barcelona que este coruñés ha vivido a fondo en muchos barrios y que ama entre otras cosas porque ya no hay toros.
(La foto es de Sonia Agell)
Con un novísimo disco que supone un paso más en su solvente madurez compositiva, el músico y compositor Steven Munar se toma una cerveza en El Bar del Post para hablar de curtirse en su Mallorca natal a ritmo de post-punk, de su trayectoria con los Tea Servants, de epifanías musicales en la platja del Miracle y de una Barcelona donde –por mediación de la Sra. Antonia-- empezó a dialogar con Dios.
(La foto es de Mundo Aséptico)
Con muchísimas ganas participo este año en un festival con solera y carácter como es Morella Negra com la Trufa, centrado --como su nombre indica-- en dos grandes placeres de esta vida como son la gastronomía y la novela negra.
Esta novena edición del certamen impulsado por Jorge Garcia Marti tiene mucha miga y cuenta con sospechosos de la talla de Victor Del Arbol, Paz Velasco de la Fuente, Carlos Quílez, Laura Gonzàlez y Pere Cervantes, entre muchos otros.
Por mi parte, el domingo 25 estaré muy bien acompañado por Diego Ameixeiras y Susana Hernández en una mesa redonda que analiza el lumpen como semilla social de la novela negra, bajo la implacable moderación de Charo González.
A esto se suman los ya citados placeres enogastronómicos de una zona sobre la que nueve de cada diez cardiólogos advierten que usted mismo, oiga, luego no nos venga a llorar.
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A punto de presentar su novísima novela en el BCNegra, Ernesto Mallo se pasa por El Bar del Post para hablar de vivir varias vidas al filo de la cuchilla, de la necesidad que, como especie, tenemos de dejar ya de trabajar; de sobrevivir a la mayoría de sus amigos de infancia y juventud y de una Barcelona a la que se vino a vivir al enamorarse de la mujer más insospechada.
La artista Irene Lazuen se toma un café muy mañanero en El Bar del Post para hablar de querer pintar desde muy pequeña, del conflicto entre visibilizar su arte y entrar a formar parte del establishment del arte; de las penurias de ser autónoma, pero el orgullo de vivir de lo que ha estudiado y de una Barcelona que se le hace cada día más hostil.
