Risueña y con mil y una notas musicales corriendo por sus venas, la cantante Lidia Sobrino paladea un San Francisco en la barra del Bar del Post y habla de una vida familiar difícil, pero siempre impregnada de cariño; de enamorarse del Doowop, de no escuchar a los que te dicen que no puedes, de la experiencia de ser madre y de una Barcelona hecha a su medida.
Acodado a la barra, y tras atizarse y un buen plato combinado, Enrique Vila-Matas se toma un café con leche en El Bar del Post, y habla sobre casualidades que te cambian la vida, sobre el deseo de poder desaparecer, sobre su última obra –Montevideo-- y sobre la cierta ojeriza que le viene teniendo a la mitificación de la figura de Gaudí.
La periodista, antropóloga y escritora, Mar Padilla, se toma un par de cafés en El Bar del Post para hablar de su nuevo libro, Asalto al Banco Central, de curtirse a base de algunos de los sonidos más gloriosamente estridentes del Siglo XX, de conocer el mundo a través de sus peores tragedias y de una Barcelona, a menudo, demasiado pagada de sí misma a la que le pediría ser más rumbosa y, acaso, rumbera.
Esta tarde, a partir de las 20h, el escritor Álvaro Colomer y servidor charlamos sobre el tochete en una nueva edición de los "Diálogos on line" de la ACEC.
Se hablará de novela negra barcelonesa, de bajos fondos, de Jazz, Blues y Rocanrol, de pandilleros, marineros y policías; de izas, rabizas y colipoterras.
Pueden seguir este apasionante torneo de ping-pong dialéctico a través de este enlace.
La historiadora, antropóloga y escritora Eva Espinet se acoda a la barra El Bar del Post para tomarse un vermú frío y hablar de su recién publicada primera novela, Un punto azul en el Mediterráneo, de viajes que marcan tu rumbo vital, de viajar a través del paladar y de una Barcelona que es, para ella, ante todo, “La Ciudad del Beso”.
Encantado de haber recibido l semana pasada el primer premio Sant Boi Negre de relato por La norma del Salazar, con el que he disfrutado retratando el pueblo del Llobregat en el lejano 1985.
Muchísimas gracias a Vicente Corachán y la organización del evento, a Panet y Copy Art por la dotación y al jurado por decidir que el gran paso en falso de Tomás Llarch, protagonista del relato, merecía ser premiado.
La idea, según me dicen, es que se publique una antología con los finalistas y el ganador.
¡Aguardándola estoy!
