jueves, 9 de enero de 2020

Empezar el año recordando a un amigo


 

Este 2020 empieza con un afecto hermoso y triste, el del recuerdo de un amigo que ya no está y al que se echa de menos.

Como les ocurrió a muchos, el camino de Alfredo Calonge y el mío se cruzaron gracias a su música. Todavía le recuerdo, en la portada del single “Moscas y Arañas”. Era 1992 y aquella foto tenía seis años que parecían una eternidad. Guille Iriondo vendiéndomelo en la tienda que, por entonces, regentaba en la calle de Joaquín Costa y, a mi lado, paciente como los buenos maestros son con sus aprendices, Luis Costa, asegurándome que hacía una buena compra.

Y en esa portada estaba Alfredo, el más raro de un grupo de raros: gafas de sol, un chaleco de ante que era puro Byrds, flequillo medieval, llamativa camisa ocre, estrecho pantalón de cuadro y semblante serio, de esa seriedad de quien vive en su mundo, en su realidad, dándole bastante igual lo que pase o digan o piensen ahí fuera.

Aquel fue el prólogo de lo que iba a redundar en una amistad de cerca de un cuarto de siglo, salpimentada por mucha música, muchas conversaciones, algunos silencios y toneladas de humor extraño y genial, hasta su repentina y fatídica muerte en 2014.

Homenaje póstumo

En diciembre de aquel mismo año, todavía con el dolor y la incredulidad por la pérdida, centenares de amigos y fans de Alfredo concurrimos en la Sala Apolo sobre cuyo escenario, un nutrido plantel de músicos –de Barcelona y no sólo-- interpretó, íntegro, el cancionero de “Piknik Caleidoscópico”, obra de debut de Los Negativos, en el que fue un enorme y emotivo homenaje a aquel bicho raro entre los raros, capaz de haber sembrado, durante su vida, kilómetros de cariño y amistad.

Ahora, Geyser Productions, el equipo creativo detrás del fanzine “Ansia de Color” y mil otras iniciativas, plastifica ese concierto en un doble álbum --"A Tumba Abierta"-- que recoge el recital y un edit de estudio para el bis final, y donde no faltan fotografías así como un pequeño texto en la hoja interior, que tengo el placer de firmar y en el cual, como no podía ser de otra manera, hablo de ese rastro de afecto y añoranza que, en tantos de nosotros, ha dejado Alfredo.

El de un amigo al que se echa de menos y con cuyo recuerdo empezamos esta nueva década.

Pueden escuchar las canciones del disco y adquirirlo a través de este ENLACE donde, además, figura un bonito texto del amigo Àlex Oró.

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