miércoles, 21 de abril de 2021

Un Sant Jordi que puede ser

 

No crean, todavía dura el mal sabor de boca por lo que, el año pasado, fue el Sant Jordi: convertido en triste sucedáneo de un día de julio, durante el que tuvimos que firmar libros con la misma alevosía de quien menudea farlopa en un descampado. Con la salvedad de que, a ojos de nuestras autoridades incompetentes, más peligro tienen los libros que lo otro, como no se cansan de demostrar reiteradamente.

En fin, que con una cierta reluctancia encaramos este nuevo “día del libro” (como si sólo hubiera uno) porque, a estas alturas, ya no podemos vaticinar qué nuevas y fantásticas ocurrencias expresarán –en formas de medidas de último momento, siempre “para nuestro propio bien”—los próceres políticos y municipales que soportamos.

Dónde estaré y por dónde pasaré

Dicho esto, servidor estará estampando dedicatorias y firmas de ejemplares de las últimas, penúltimas y antepenúltimas aventuras de Palop, en el puesto de 66RPM, a partir de las 18h y hasta que la cerveza se me salga por las orejas. Así que, si quieren llevarse a sus moradas ejemplares dedicados con la execrable caligrafía de Ulpiano, ándense el viernes a la altura de C/Bruniquer 22, Vila de Gràcia.

Con respecto a “Soy la Venganza de un hombre muerto”, no estamos hablando de ninguna novedad, pues la criatura ya ha cumplido dos años en la calle, pero me chivan de AlRevés que dispondrán de copias en su puesto, en el Paseo de Gracia con Ronda Sant Pere. Por ahí pasaré, por supuesto, a saludar, abrazar y –sobre todo—beber cerveza. No a dedicar, que eso corresponde, como es natural, a los autores con obra nueva, muchos realmente cojonudos.

Ya ven, estamos ante un Sant Jordi que puede ser. Que tal vez funcione de maravilla o quizás vuelva a ser una decepción. Intentemos que no dependa de nuestras autoridades, sino de nosotros. 

Este Sant Jordi, salgamos a por todas.

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