El músico Matt Olivera se acoda a la barra de El Bar del Post y, ante un humeante espresso, habla de dejar Argentina para venir a cumplir su sueño de hacer Rock & Roll de forma profesional, de proyectos en curso sobre los que, por superstición, mejor no hablar (todavía); de conocer a algunos de tus ídolos o dejarte imbuir por sus espíritus cuando pisas los mismos escenarios que ellos y de una Barcelona con una infrahistoria arrabalera que enamora y cuya esencia no hay que perder.
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