Con su novela de debut calentita, Iván de Cristóbal se pasa por El Bar del Post para explicar cómo sus amigos y compañeros profirieron serias amenazas si no se sentaba a escribir el libro, sobre curtirse haciendo cine, sobre una necesidad atávica de explicar historias que inspiren y sobre una Barcelona cuyas calles son como una innumerable sucesión de pasillos domésticos.
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