La de la verbena de Sant Joan no
es una noche fácil, como todas aquellas en que la gente sale a desfasar sin ton
ni son, repavimentando el adoquinado ciudadano con ingentes cantidades de
vómito, baba y cazalla torpemente vertida. Eso sí, con el añadido particular -e
intransferible- de que hordas de niños y adolescentes con petardos se apoderan
de las calles, demostrando ya a esas edades precoces la ausencia de
misericordia que les caracterizará de adultos.
Así que ahí lo tienen: borrachos,
niños y petardos. Una combinación que, según pasan los años, induce al
respetable a desplazarse a lugares como el islote de Perejil, donde disfrutar
del animado piar de volátiles marinos deponiendo sobre la cabeza de uno,
mientras se relaja sobre un confortable lecho de arena, plantas grasas y guano.
Este año, no obstante, de entre
las alternativas lúdicas que la noche más corta del año brinda a los
barceloneses imposibilitados para huir hacia horizontes más civilizados, brilla
con luz propia la sesión en el mítico Barbara Ann Bar –celebérrimo enclave del
underground vintagista condal- con, a los platos, Lluís Cardenal y servidor
proveyendo a la audiencia de R&B, 60s Soul, Beat y Boogaloo con alguna gota
de jamaicano si se tercia.
La cosa da comienzo a las 23h y
la entrada es tan libre como usted o como yo cuando volamos alto, cerca del
sol, por encima de las nubes, antes de que suene el despertador.
Más información en el evento
feisbuquero de marras, en este MISMO LINK.
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