Me despedí del año pasado, como
de costumbre, con varias gratas sorpresas musicales. Precisamente es la
capacidad de sorprenderme, de descubrir cosas que no conocía, uno de los
indicadores que, personalmente, más empleo para medir mi nivel de satisfacción
vital y, oigan, ya que veo que preguntan, por ahí les diré que todo bien.
Dicho esto, uno de los últimos
deslumbramientos de 2017 fue doble, o triple, y llegó a mí de la mano de mi ex
socio y amigo Albert Petit, hoy concentrado -con un talento desbordante- en el
desarrollo de las más viles artimañas en el proceloso mundo del management.
Fue Petit, decía, quien colocó en
mi radar a The Wheels, un grupo mallorquín de chavales que sí y no tienen los
20 y que suenan a gloria bendita, en su acepción de preciosista Pop psicodélico
que ni aboca al refrito, ni es la consabida casualidad del buen tema contra el
resto del álbum de relleno.
La sorpresa fue doble -o triple, insisto-,
en la medida de volver a alucinar con una banda de un género que tengo algo
arrinconado y, encima, quedándome absolutamente atrapado con la primera escucha
de su último álbum “The Year of the Monkey”. Siendo así, no pude por menos que
entrevistarles para Ruta 66 y entender cómo es posible que, en el contexto de Ses
Illes en el S.XXI, un puñado de jovencitos sea capaz de perpetrar un disco tan
redondo, maduro, emocionalmente amplio y musicalmente milimétrico.
Si una versión (muy) abreviada de
esta charla salía en el número de diciembre de la revista, hoy, por fin, ve la
luz la entrevista completa, a la que pueden acceder clicando confortablemente sobre
ESTE ENLACE.
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