Aquel tipo era así:
maneras laxas, fraseo perezoso, humor negro, humanidad profunda y aspecto de seminarista
de la transición. Y todo el profundo colorido sonoro del Delta del Mississippi
salía de sus dedos, cuando éstos se deslizaban sobre el piano; y de su voz,
cuando, ante el micrófono, musitaba todas aquellas pequeñas grandes verdades
sobre la vida.
Mose Allison era
exactamente así.
O, al menos, lo fue
durante los 89 años que estuvo sobre esta tierra, regalando al prójimo música y
bondad, hasta que su llama se apagaba apaciblemente, el pasado 18 de noviembre,
pocos días después de su último cumpleaños.
Hoy le recordamos a
través de algunas de sus canciones, y con el cariño que procede, junto con
Daniel Rodríguez Caruncho, que vuelve a El Aperitivo del Ritual para
apabullarnos con su sabiduría, su bonhomía y su fino humor, que casi se dirían
heredados de Allison.
Asomen, pues, la
oreja, y escuchen. Y gocen.
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