El escritor Jordi Macarulla se aprieta un cenorrio y unos bourbons en El Bar del Post y habla de enamorarse de Pérez Galdós en su tierna adolescencia, de meterse en líos escribiendo relatos donde convertía a conocidos en personajes, de juntar a más de cien amigos para recitar un audiolibro para su madre y de una Barcelona que pudo haber sido decadente y fea en su día, pero mejor aquello que la actual masificación.
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