Con mil y un proyectos en forma de discos y conciertos incipientes, el cantante Agustí Burriel se toma un whiskazo en El Bar del Post para hablar de ser antes fan que músico, de visitar por primera vez el Screamin’ de Calella cuando era adolescente y decidir que aquella era la realidad en la que quería permanecer instalado, del orgullo de haber contribuido a repescar a grandes nombres como Tommy Hunt o Ganyel Hodge y de una Barcelona en la que, pese a todo, aún hay vecinos que cuando se cruzan se dan los buenos días.
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